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un deporte para todos

martes, 13 de noviembre de 2012

SON LAS MATEMÁTICAS


Las elecciones americanas han tenido un ganador inesperado: los modelos estadísticos. Ya en las elecciones de 2008, un bloguero llamado Nate Silver consiguió una leal audiencia desde su blog a base de predicar el evangelio del rigor, la calma y el análisis de los pronósticos electorales por encima de las opiniones basadas en la “intuición” y el “instinto”. Llegado el momento de la elección, su modelo estadístico, que combinaba todos los datos de encuestas existentes para producir un resultado electoral Estado a Estado, consiguió un éxito enorme al predecir los resultados en todos los Estados menos uno. Tras este éxito, el New York Timesle compró el blog y lo instaló en su primera página en Internet durante esta campaña de 2012.
El análisis que ha llevado a cabo Nate Silver en este ciclo ha sido espectacular por lo razonable, valiente, y al final, correcto. Desde hace muchos meses predecía su modelo estadístico una clara, aunque ajustada, victoria de Obama en el Colegio Electoral. Su argumento básico era que lo importante no era la intención de voto nacional (empatada prácticamente), sino la de los Estados, ya que son estos los que participaban en el Colegio Electoral; que había muchas encuestas estatales en los Estados clave (Ohio, sobre todo); y que todas casi sin excepción predecían victorias ajustadas de Obama. Cada encuesta daba una victoria dentro del margen de error, pero cuando se combinaban todas correctamente y se computaba su impacto en el colegio electoral, se llegaba a una predicción con un alto grado de confianza.

Desde hace meses, un modelo estadístico predecía una clara victoria de Obama
Enfurecida, y convencida de que estas elecciones las tenía ganadas, el ala más dura del partido republicano emprendió un durísimo ataque contra Silver, acusándole de ser un manipulador, ocultar los datos, no entender las encuestas, tener una fórmula compleja, tener una fórmula trivialmente sencilla, etcétera. Apoyando estos ataques se encontraban muchos “opinadores profesionales” de izquierda y derecha, acostumbrados a interpretar tendencias desde su sillón, y que veían en peligro su posición ante los avances de este amateur (y muchos otros que seguían tras sus pasos).
Nate Silver respondió siempre a estos ataques con calma, explicando las matemáticas en los términos más sencillos, aclarando lo que sus datos querían y no querían decir e insistiendo en que no era la carrera justita y ajustada hasta el final que los vendedores de periódicos y los republicanos “duros” querían ver, sino que caminábamos hacia una victoria clara de Obama. Sus discusiones entraban en detalle en asuntos como la correlación entre los movimientos de los distintos Estados, la predictibilidad de la participación, la fiabilidad de diferentes tipos de encuesta. Sus enemigos demostraban continuamente su completa ignorancia de los conceptos estadísticos más básicos, en particular la diferencia entre el tamaño del margen de victoria (un par de puntos) y el que este margen sea o no estadísticamente significativo.
El resultado electoral supuso una victoria para Silver aún mayor que la de 2008. No solo acertó el ganador y su margen, sino también el resultado en todos y cada uno de los Estados. Y siempre, eso sí, insistiendo con humildad en que no tenía ningún mérito, que lo único que hacía era fiarse de los datos y no de su instinto.

Debemos exigir a los Gobiernos que mantengan por encima de todo la inversión en educación
La victoria de Silver es una anécdota, sí. Pero como en el caso de la evaluación cuantitativa de los jugadores de baseball que describe el periodista Michael Lewis en Moneyball(y que es ahora una película de éxito), refleja la victoria de un mundo nuevo, en el que los que son capaces de entender, interpretar y analizar la información derrotan a los especuladores de salón que no saben leer los datos, pero que saben enrollarse como las persianas sobre todo lo que está bajo el sol. Un mundo en el que gana el argumento no el que más cobra, el más prestigioso, o el jefe, sino cualquiera (incluido el más bajo en la jerarquía o el más joven) que sea capaz de hacer el mejor argumento basado en la evidencia empírica.
La revolución que ya ha tenido lugar en la toma de decisiones en finanzas, en baseball, en marketing (con el análisis masivo de bases de datos de compra) y en la política presidencial americana llegará poco a poco a todas las áreas del conocimiento. Y para beneficiarse de ella, habrá que tener un buen conocimiento de estadística y de matemáticas. Y es que las matemáticas no son solo, como dijo Galileo, el lenguaje en el que Dios escribió el universo, sino que son el lenguaje de los datos y la información en la que estamos inundados. Sin entender modelos matemáticos sencillos, lo que estos pueden predecir y lo que no, los supuestos que requieren, la confianza que merecen, es prácticamente imposible participar activamente en campos aparentemente tan poco matemáticos como la biología, la economía, las finanzas, la contabilidad, la sociología, la ciencia climática, la ciencia política, la medicina (¿cuál es la probabilidad de curación en este caso con quimio, con radio o con cirugía?, ¿de qué depende esta probabilidad?), o el marketing.
Nuestros hijos vivirán en este mundo rico en datos, en el que los trabajos manuales bien pagados habrán desaparecido prácticamente, sustituidos por los robots, y en el que la habilidad principal necesaria para ganarse bien la vida será saber manejar datos, información, símbolos, e ideas. Las máquinas no se manipularán con las manos, sino con un teclado, y los maquinistas tendrán que saber programar. El valor añadido en los procesos productivos estará antes de la fabricación (I+D) y después de esta (servicios), no en la fabricación misma. Las decisiones no se tomarán a partir de intuiciones e instintos, sino a partir de una lectura correcta de la evidencia.

Los que entienden, interpretan y analizan la información derrotan a los especuladores de salón
Es sorprendente en este sentido que los españoles acepten sin rechistar la estafa que supone la enseñanza secundaria y universitaria que se imparte en demasiados lugares en España, plagada de profesores que imaginan que enseñar consiste en sentarse en una silla a dictar apuntes (¿no conocerán quizás la moderna invención de la fotocopiadora, la impresora, y el correo electrónico?). El debate sobre enseñanza se centra siempre, en cada uno de los interminables procesos de “reforma” en si clase de religión sí o clase no; y si formación del espíritu nacional español, o mejor espíritu nacional catalán o cántabro. Y podemos estar seguros de que los padres protestarán contra cualquier incidente con la comida, que se echarán a la calle ante cualquier subida de tasas, o fallo en la limpieza de las clases.
Pero estamos por escuchar la primera protesta porque a los niños no se les exige suficiente, porque las clases son demasiado blandas, rutinarias, y memorísticas. Estamos por escuchar la primera protesta porque los chicos salen del colegio, con 16 o con 18 años, sin haber adquirido los tres fundamentos claves necesarios para salir adelante en la economía de conocimiento: un nivel avanzado de confianza en el uso de las matemáticas y la estadística; una capacidad elevada para escribir un argumento, no solo correcto gramaticalmente, sino razonado con claridad y convicción; y un nivel avanzado de inglés. No nos engañemos, sin haber adquirido estos tres fundamentos básicos para participar en la economía del conocimiento, es como si los niños no hubieran pisado la escuela desde los 14 años. Y conseguir esta prioridad requiere no solo que los padres se involucren mucho más y que los colegios exijan mucho más, sino también que el modelo educativo cambie, y que exijamos a los Gobiernos, del signo que sea, que sacrifiquen primero el gasto en cualquiera de los otros dos pilares del Estado de bienestar, sanidad y pensiones, si es estrictamente necesario, pero que mantengan por encima de todo la inversión en capital humano, en educación, absolutamente necesaria para asegurar el futuro del país.
Luis Garicano es catedrático de Economía y Estrategia de la London School of Economics.

domingo, 11 de noviembre de 2012

LIBRO 3º ESO: ACTÍVATE, cuerpo y mente en moviemiento

LIBRO DE LECTURA PARA 3º DE ESO

SINOPSIS

El libro del profesor Antonio Casimiro es imprescindible para entender y amar el deporte: el ejercicio físico básico como fundamento de una vida saludable. Este libro supone una gran aportación para consolidar esos hábitos y conseguir que el gimnasio o la piscina no sean escenarios extraños en nuestras vidas. Hay que agradecer al profesor Antonio Casimiro que haya escrito Actívate, una apuesta optimista por una vida activa, sana y más feliz.

Juan Antonio Samaranch
Presidente de honor
del Comité Olímpico Internacional

1º Leer el libro y realizar un resumen dinámico del mismo.
2º Comentario personal: 
Qué me ha parecido? Si me ha gustado o o. Explicar si lo recomendaría o no y por qué. Es aburrido o no leerlo. Si te resulta interesante o todo lo contrario.
3º Opinión personal relativa a cosas que he aprendido; si responde a lo que esperaba; hablar sobre su valor para mejorar mi estilo de vida. Reflexiones o inquietudes que me surgen.
4º Conclusión final y " a modo de titular", qué pondría si fuera periodista como título de este libro en mi revista o periódico o blog.








miércoles, 7 de noviembre de 2012

ESTIRAMIENTOS "GÜENOS"


EJERCICIOS DE ESTIRAMIENTO:
Cada estiramiento se mantendrá entre 20´´ y 40´´.
tenemos que llegar a la posición donde molesta, pero sin dolor.
Los estiramientos suben la temperatura intra - muscular y ayudan a prevenir lesiones.
Es conveniente hacerlos después de haber corrido unos 3 a 5´, o trabajo similar.
Y siempre después de entrenar, al final,como una vuelta a la calma, sin forzar, 5´ó 10´.
Es preferible quitarte un poco de correr o las pesas o el fútbol y terminar estirando concienzudamente los grupos más solicitados, sin forzar.
A ESTIRAR!!!!!!!!!!!!















sábado, 27 de octubre de 2012

ARTÍCULOS DE OPINIÓN


La hermana mediana    http://youtu.be/uadEGg8F0eY
ALMUDENA GRANDES 31/07/2011
Todo empezó en la playa durante un soleado, plácido fin de semana del mes de mayo.
Su madre siempre había sido gorda. En sus retratos de cría, un poco menos que en el de su primera comunión. En éste, algo menos que en las fotos que se hizo con su novio antes de casarse. En la de su boda, a cambio, ligeramente más delgada, y después de cada parto, más y más gorda cada vez. Su padre, sin embargo, había sido un niño flaco, un muchacho atlético, un joven fuerte, pero fibroso. Ahora estaba casi tan gordo como su madre, igual que su hermano mayor, que siempre había sido gordo, como ella, que nació con cuatro kilos y medio para seguir rompiendo, mes a mes, todas las gráficas del pediatra, como sería muy pronto su hermana pequeña, aquella niña tan mona, tan graciosa en las funciones de fin de curso de la guardería, que a los nueve años ya tenía pechos, caderas anchas de mujer achaparrada.
Ellos eran así, siempre habían sido gordos, y eran felices. Se llevaban bien, se querían, se reían, y los fines de semana se iban al apartamento que tenían en la playa para disfrutar del mar y de tres inmensas neveras portátiles. Así empezó todo. La hermana mediana miró a su padre, a su madre, a su hermano mayor. Miró después su propia barriga desparramándose sobre sus inmensos muslos, y se preguntó si toda la vida iba a tener que llevar un bañador negro. Entonces se levantó, anunció que se iba a dar un paseo y caminó dos kilómetros. Cuando llegó a la punta, se metió en el mar. El agua estaba helada, pero nadó hasta que empezó a sentir calor, e inmediatamente después, que se ahogaba. Se detuvo a recuperar el aliento, nadó de nuevo, se paró otra vez, repitió la operación varias veces y volver fue más fácil, porque las olas la ayudaron, la empujaron hasta la orilla.
Al reunirse con su familia estaba muerta de hambre, porque había forzado el paso para no retrasarse demasiado, pero su determinación sobrevivió a las tarteras que su madre había apilado sobre una mesa plegable. Se comió un filete empanado, sin pan, y una raja de melón. Cuando renunció al helado, su padre le preguntó si se sentía mal. Ella contestó que no, se levantó y echó a andar por la playa en dirección contraria.
En el atasco del domingo por la noche se decidió a pedir cita en el centro de salud. Su médico de cabecera casi se echó a llorar al escucharla. Luego descolgó el teléfono, habló con una endocrina amiga suya y la mandó a su consulta inmediatamente, no fuera a arrepentirse. Estuvo a punto, pero al final entró y le contó la verdad. Que ella no podía hacer dieta, porque adoraba a su familia y todos eran tan gordos o más que ella. Que no quería ofenderles, que no quería insultarles, que no quería problemas. La doctora la miró a los ojos y le prometió que no los iba a tener. Voy a enseñarte a comer, le dijo, con eso será suficiente.
Desde entonces comía cinco veces al día. Por la mañana se llevaba al instituto una manzana, un par de albaricoques o un puñado de cerezas, y cuando su padre se ofrecía a llevarla en coche, le decía que no, que prefería ir a pie, para despejarse. Pronto descubrió que si hacía el camino de vuelta andando rápido, llegaba a comer antes que en autobús. Ponme sólo un cazo, mamá, que no tengo hambre, y no me eches patatas, que he picado mucho en el recreo... No probaba el pan, bebía agua a todas horas, merendaba fruta y a la hora de cenar les decía que no se preocuparan, que ya se haría ella algo, que tenía mucho que estudiar. Cuando todos estaban viendo la tele, entraba en la cocina sin hacer ruido, se hacía medio tomate aliñado, una tortilla francesa, y lavaba la sartén para que nadie se diera cuenta.
Todos se dieron cuenta, porque tenía diecisiete años y adelgazó mucho más deprisa de lo que ella misma se habría atrevido a creer, sobre todo desde que volvieron a la playa para quedarse, a principios de julio, y se convirtió en la campeona de la boya roja, la única bañista que nadaba cuatro veces al día hasta el extremo del canal náutico. Para aquel entonces, el ejercicio ni siquiera le daba hambre, y mientras recorría la playa a paso ligero se sentía bien, contenta, mejor que nunca.
A mediados de agosto, el bañador negro se le había quedado tan grande que se le llenaba de arrugas cuando estaba seco, de bolsas dentro del agua. Mañana quiero ir al mercadillo, anunció una tarde, en un tono cuidadosamente despojado de emoción, igual me compro un bañador, porque éste está ya muy viejo... Nadie la acompañó en su día de su gloria, y por eso, antes de perderse en el barullo de los puestos, pasó por la farmacia, se pesó, comprobó que había perdido un kilo más, y ya eran veintidós.
Al día siguiente estrenó un bañador blanco, alto de pierna, sin hombreras. Le sentaba tan bien que, cuando se agachó para dejar las chanclas debajo de la sombrilla, su hermano mayor se levantó de la toalla.
-¿Qué hay que hacer? -le preguntó solamente.
-Ven conmigo -contestó ella.

miércoles, 24 de octubre de 2012

ABDOMINALES, DE LO FÁCIL A LO DIFICIL










CALENTAMIENTO, cómo se hace


EL CALENTAMIENTO


Lo primero que debemos saber es que este es su nombre y no pre-calentamiento. Es un error que se sigue viendo incluso en artículos especializados cuando los redactan personas ajenas al deporte.
El calentamiento es una actividad preparatoria, previa a otra de mayor intensidad, bien sea la parte más fuerte del entrenamiento o bien la competición deportiva. Se trata de una serie de ejercicios que nos predisponen física y mentalmente a una actividad de alta intensidad previniendo lesiones.
Un buen calentamiento debe ser progresivo, ir de menos a más. Fluido, no debe haber pausas indebidas. General, o sea, que afecte a todo el organismo, y de modo que no lleguemos nunca al cansancio.

¿Cuánto debemos calentar? Pues depende:
  Más cuanto mayor sea nuestro nivel deportivo, cuanto más frío haga, cuanto más temprano sea, si somos mayores (los adultos tienen menor plasticidad muscular y articular), cuanto más corta es la prueba (un saltador, un velocista, un acróbata, etc.), cuando la competición es de importancia, si salimos de una lesión o tenemos secuelas de ellas.
Los niños pequeños no precisan prácticamente calentamiento pues su cuerpo es muy elástico y las articulaciones muy laxas, lo que evita lesiones.
Un buen calentamiento nos permite rendir hasta un treinta por ciento más y hace que desde el primer instante estemos compitiendo a tope. Los mejores deportistas cuidan mucho este apartado, Indurain era especialmente meticuloso y su sucesor, Lance Amsgtron no se queda atrás, por algo será.

¿Qué partes o pautas debemos cumplir en un calentamiento completo?
Son cuatro de duración similar cada una de ellas.
PRIMERA PARTE: denominada puesta en marcha, que pretende movilizar el corazón y los pulmones, para que la sangre llene los músculos y se aumente la presencia de oxígeno en las arterias. Dura uno diez - quince minutos normalmente y la vamos a dividir en dos Se puede hacer de abajo hacia arriba o al revés y deben participar los principales grupos articulares (tobillos, rodillas, caderas, columna vertebral, hombros y cuello). Son movilizaciones suaves que mejoran las sensaciones articulares “recolocando el cuerpo”. B- trote o carrera suave, a bajas pulsaciones, mínimo tres minutos, lo normal entre cinco y diez.

SEGUNDA PARTE: llamada de flexibilidad. En ella hacemos estiramientos, con hincapié en los músculos que mayor esfuerzo van a realizar. Un futbolista las piernas, un nadador los brazos. Dura entre cinco y diez minutos y a veces es aconsejable intercalar algún ejercicio de fuerza suave, sobre todo dirigido a los abdominales y lumbares. El efecto estimulante de la primera parte se reduce pues los estiramientos son relajantes. Su acción es similar a la que se produce en un chicle: antes de masticarlo si lo forzamos se rompe, después de morderlo un rato (es decir, después de hacer estiramientos) podemos hacer globos grandotes que no se rompe ( o sea, podemos hacer grandes esfuerzos).
TERCERA PARTE: dedicada a los ejercicios de carácter dinámico general. Son ejercicios hechos preferentemente en carrera, pero con una creciente intensidad, poco a poco vamos ganando en velocidad y fuerza. Vuelven a subirnos el pulso, pero además nos estimulan el sistema nervioso y muscular. Son los típicos ejercicios de talones glúteos, skipin (correr levantando rodillas), de espaldas, lateral, cruzando pies, carreras a saltos, etc. Dura entre cinco y diez minutos.
CUARTA PARTE: sólo cuando hay competición, es la destinada a la velocidad específica y a los elementos propios del deporte. Un saltador de longitud hará saltos con carrera más corta. Un vallista hará salidas de tacos y pasará varias vallas. Un jugador de basket lanzará a canasta, pases y entradas. Un bailarín ejecutará elementos de equilibrio y giros. Dura otros cinco diez minutos.
Vemos que un buen calentamiento ocupa entre veinte y cuarenta minutos. Y el deportista que no lo haga bien tiene pocas posibilidades de triunfo y muchas de lesionarse.
Tras un buen calentamiento no debe haber fatiga y sí ganas de jugar o competir.
¡A CALENTAR!

Departamento de Educación Física

martes, 23 de octubre de 2012

ADELE,Set Fire To The Rain


2º BACHILLER,libros recomendados


LIBROS RECOMENDADOS PARA 2º DE BACHILLER

·         pRESENTAR, MÁXIMO ÚLTIMO DÍA DE ENERO
·         BREVE RESUMEN, COMENTARIO Y OPINIÓN PERSONAL CRÍTICA
·         sE PUEDE ENVIAR POR CORREO ELECTRÓNICO
·         NOMBRE, APELLIDOS Y CURSO.
·         MÁXIMO 10 FOLIOS
·         SE VALORA PRESENTACION, ORIGINALIDAD Y CORRECCIÓN EXPRESIVA.

SINOPSIS

En busca de una respuesta, Christopher MacDougall se encuentra con la tribu de los mejores corredores de larga distancia del mundo. Aislados por el terreno más abrupto de América del Norte, los misteriosos tarahumaras de las barrancas del cobre en México son los guardianes de un arte perdido. Durante siglos han seguido técnicas que les permiten correr cientosde kilómetros sin descanso y perseguir desde un ciervo hasta un maratoniano olímpico y disfrutar de ello. Con ingenio y sabiduría, MacDougall va de los laboratorios más avanzados de Harvard a los valles soleados y los picos nevados donde cada vez más corredores empujan hasta el límite sus cuerpos. El secreto de la felicidad está a tus pies.

SINOPSIS

En las sociedades desarrolladas, las llamadas enfermedades de la opulencia, como el colesterol, la diabetes o la obesidad, afectan a gran parte de la población mayor de 40 años y, en los últimos años, están amenazando a nuestros hijos. El mono obeso es un libro de lectura urgente, porque nos encamina hacia la comprensión y, por lo tanto, hacia la prevención de estos problemas acuciantes. En él, el profesor Campillo analiza el papel que juegan nuestros genes en el desarrollo de las enfermedades y nos explica que muchas de estas dolencias proceden de la incompatibilidad entre el diseño evolutivo de nuestro organismo y el uso inadecuado que de él hacemos. El conocimiento de nuestra evolución es esencial para comprender los cambios ocurridos en la alimentación de nuestros antepasados y las adaptaciones metabólicas que tuvieron que superar.Lo que pretende El mono obesoes ayudarnos a encontrar el camino para hacer las paces con nuestro diseño y conseguir que los genes de la era prehistórica y nuestras formas de vida actuales estén en armonía para poder gozar de una vida más saludable y, posiblemente, más larga y feliz.

lunes, 22 de octubre de 2012

KATHRINE SWITZER, LA MUJER Y EL DEPORTE


TEST DE CONDICIÓN FÍSICA


TABLA COURSE NAVETTE


CHICOS

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BAREMO DE CALIFICACIÓN (expresado en periodos) para chicos y chicas no entrenados.